• 28-03-2024
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Qué pasó en las horas después

Lamentablemente las selecciones femeninas están acostumbradas a que las dejen de lado. Si bien con la gestión Susbielles algo de terreno ganaron, cuestión que es innegable, también hay que mencionar que es apenas un poco de todo lo que les corresponde; dentro de un plan de igualdad que se pregona pero pocas veces se cumple.

El miércoles ante Colombia por los Panamericanos fueron humilladas públicamente; algo que no había pasado hasta acá, y significó tocar fondo para Las Gigantes.

Las horas que siguieron fueron de las más tristes que se recuerde en nuestra Selección Mayor. Las chicas optaron por no hablar de inmediato con la prensa, pero ¿Qué iban a hacer después?

Como luego contó Melisa Gretter en una entrevista, una de las opciones que manejaron fue dejar de presentarse a jugar. No solo era bronca y tristeza lo que tenían. Vergüenza fue la palabra que usó la capitana Débora González. Las chicas casi no atendieron los celulares e hicieron silencio en redes sociales.

Pero no era la única decisión que había que tomar. Las renuncias del coordinador de divisiones menores Hernán Amaya (el polifuncional que olvidó las camisetas) y de la encargada del desarrollo del femenino Karina Rodríguez (quien estaba en Buenos Aires y no dejaron viajar a Lima) se pusieron sobre la mesa y la dirigencia debía resolver.

A pocos días de las PASO, y Susbielles cerrando campaña para ser intendente de Bahía Blanca, el salto a la luz de este problema mayúsculo se metió en esa política; ya que en la de CABB, con elecciones en diciembre, se instaló al instante.

Como ocurrió siempre, Las Gigantes quedaron de lado. Mientras el oficialismo buscaba por todos los medios no salir aún más perjudicado por este evento, desde la vereda de enfrente se frotaban las manos.

Para apagar el incendio la actual cúpula dirigencial optó por una medida drástica. A través de una videollamada, tanto Sergio Santos Hernández como Luis Scola hablaron con las chicas. Las calmaron, les brindaron todo su apoyo y les explicaron cómo manejarse con la prensa.

Fue una clara bajada de línea. Años y años de destrato y sumisión por miedo a dejar de ser parte de la Selección hicieron efecto. La videollamada no solo las calmó, sino que volvió a encuadrarlas dentro de la ductilidad que necesitaba la mesa chica para que no explote un verdadero escándalo.

Las Gigantes emitieron un comunicado en conjunto. No hablarían con la prensa del tema y resolverían el inconveniente puertas adentro. Sin lugar a dudas dejaron pasar el tren.

En un hecho mucho más grave como fue sacar de la CABB por las irregularidades a Vaccaro, Scola y compañía optaron por mediatizar los problemas, para darles mayor visibilidad, peso y obtener respaldo popular. El miércoles en Lima, a través de la videollamada, en vez de pregonar eso el capitán del equipo masculino hizo valer el haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago.

Esa noche Susbielles apareció en C5N hablando de política, y realizó un breve descargo sobre lo ocurrido, dejando claro que el Consejo Directivo decidiría si aceptaba o no las renuncias. Por redes sociales se mostró dolido por lo ocurrido, pegándole a los que querían hacer leña del árbol caído y apoyando a las chicas. A partir de ahí se llamó a silencio.

Al día siguiente ante Islas Vírgenes, Amaya que había presentado su renuncia cumplió todas las mismas funciones como si nada hubiese pasado. Evidentemente fue una renuncia a consideración y no una irrevocable. De haberlo sido, no se hubiese presentado.

Después del match allí estuvieron los micrófonos, esperando que las jugadoras enumeraran las desigualdades, que dieran un mensaje claro de lo que irían a buscar a la CABB, pero nada de eso pasó. Frases de cassette, lágrimas en los ojos, y gestos que iban en contra de lo que sus bocas políticamente correctas decían.

De buenas a primeras las chicas se encontraron con un poder en sus manos que nunca se habían imaginado tener. Podrían haber pateado el tablero, contando además con el apoyo del público, de otras jugadoras, familiares y amigos. Sin embargo esa videollamada lo cambió todo. Queriendo, sin querer, se aprovecharon de su dolor para darle vuelta las cosas.

Buscándolo o no, y de forma sutil, les giraron el eje de la perspectiva y las corrieron del lugar de víctimas que ocupaban. Las trasladaron a un problema mayor: si hablan, perjudican a Susbielles, que les ha dado tanto. Si flaquea la actual conducción, gana fuerza la oposición. Les pusieron una venda que no les dejó ver la verdad más importante; que allí las únicas que seguirían perdiendo serían ellas. Por primera vez podrían haber pensado en ellas primero, y no lo hicieron.

Ese jueves por la noche Luis Scola estuvo en el ciclo de entrevistas de Luis Novaresio por A24. Allí el inconsciente traicionó al capitán. Dijo “les quitaron la posibilidad de perder”. El periodista en vez de preguntar “quienes”, salió con un “eso qué es”. De haber sido una sola persona la que cometió el error, la afirmación de Luis tendría que haber sido “les quitó la posibilidad de perder”.

Rápido de reflejos Scola se ordenó gramaticalmente y terminó no diciendo nada, mareando las palabras y cargando contradicciones: “No puedo mentir. El error es grave. Pero al final somos personas, y la gente se equivoca. No se murió nadie. Y esta persona que se equivocó renunció, y asumió su responsabilidad, y tiene su crítica, y la crítica es válida. Esas cosas pasan. Se olvidó el bolso, se equivocó de camisetas. Esas cosas pasan. Lo asumió. Ya está. Es grave porque no solo no le permitió a las chicas competir, sino que las eliminó ese partido en particular. Me gustaría decir que me pasó, pero la verdad es que nunca me paso. Esas cosas pasan”.

Para el viernes, en el último partido, los flashes y las cámaras ya habían desaparecido en su mayoría. Quedaban los de siempre. Mientras las chicas aún sentían ese dolor por lo ocurrido, la rosca por detrás nunca bajó la intensidad.

La misión pasó a ser salvar al polifuncional de Amaya, al cual movieron al plano de víctima. Se comenzó a tratar de suavizar su error, y peor aún, tapar el hecho que hace varios años, con tal de seguir siendo parte, bastardea su profesión de entrenador y desempeña varias tareas a la vez (jefe de equipo, asistente, delegado, chofer… incluso completa documentación que deberían llenar profesionales matriculados).

No hay altruismo en esto. Sacar a la luz que Amaya es un bombero que apaga incendios, no es más que admitir con otras palabras que a la CABB no le importa el femenino, no destina los mismos recursos que al masculino, y peor aún, avala y promueve a los polifuncionales.

De igual manera, se encontraron en un callejón sin salida. Una cabeza tiene que rodar por lo ocurrido, y no será la de la alta cúpula. Si no hay culpables, significa que no pasó nada grave, y eso pesará mucho en diciembre para las elecciones. El plan B suena ridículo ya que a Karina Rodríguez ni la dejaron viajar a Lima estando acreditada. ¿Cómo alguien que estaba en Buenos Aires puede ser culpable de algo que pasó en Lima?

Con tantas dudas la reunión del Consejo Directivo será clave. Desde el viernes los más cercanos a la actual conducción ya sabían que se dará el miércoles. Lamentablemente esa información a los más alejados miembros de la CD, o ya abiertamente opositores, no les llegó.

Aún sin conocer qué día irán a hablar a la CABB, Las Gigantes aterrizaron ayer sobre las 17 en Ezeiza, con la desilusión de no haber podido competir por medallas, y un bolso lleno de promesas que sonaron a manotazos de ahogado.

No será lo mismo. Gretter voló directo a Brasil para jugar las finales de la liga; mientras que hay varias integrantes del plantel que en una semana se irán a sus respectivos clubes europeos. De base, en la potencial reunión en CABB no estarán las únicas 12 perjudicadas en todo esto.

A esta historia le quedan varios capítulos.

Emanuel Niel
@ManuNiel

www.pickandroll.com.ar

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